sábado, 30 de marzo de 2024

El tibio Sol primaveral.

Nadie se lamenta tanto,
como el cielo cuando llueve,
ni se agita, ni se mueve 
como el viento del espanto.


No habrá calor que nos lleve 
a otro lejano lugar,
sí se empieza a tiritar 
bajo una capa de nieve.


Tempestades en heridas
que borran en los caminos
los pasos de peregrinos,
sus huellas fueron perdidas.


Sí huye el calor, ya no hay vida 
y se muestra un rostro amargo,
pues sumido en el letargo,
es vibración suspendida.


Una leve pulsación 
mientras pasa la tormenta,
pues la vida se sustenta 
de cálida radiación.


Y a pesar de los pesares,
volverá el astro a brillar,
la vida vuelve a brotar 
entre sus rayos solares.


Escrito en Marzo 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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