lunes, 22 de abril de 2024

En el proceso de adaptación a la vida.

En cada ciclo de vida hay espacios para
llenarlos de emociones.
Las marejadas fluctúan en un mar que crece
y merma, peinado por un viento
 que guarda silencio y actúa como un furtivo,
escondido entre las capas más finas 
de la atmósfera.


Nuestra armonía se ve entreverada por
los distintos matices que componen 
la paleta, en la que plasmamos todas 
las impresiones de cada una de las experiencias vividas.


En cada instante pasajero, se van amarilleando 
las últimas imágenes que retuvieron 
nuestras pupilas y es un último propósito 
de adaptarnos a cada situación 
que se presente.


Nada de lo que sintamos necesita explicación,
 pues actuamos a diferentes ritmos,
sin saber apenas danzar.
El ritmo es innato, como también lo es la vida
que danza en nuestro entorno y nos arrastra 
con telúrico desenfreno, hacia la gloria 
o el caos.


Permite siempre, que tus pies se deslicen 
suavemente sobre el pavimento, evitando
( a ser posible ) tropezar.
Ante un tropiezo, aprendamos de la firmeza 
del árbol o la elasticidad del agua.


La vida es eso, adaptarnos a la forma 
que nos aconsejen nuestros propios 
pensamientos.


Escrito en Abril 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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