pues la intención
anida en su podrido corazón,
aunque nunca lo llegue a consumar.
No tiene más misterio, ni más ciencia,
que a falta de empatía, por rencor,
se mata todo atisbo en el amor
y pesa su rigor en la conciencia.
Quien mata la ilusión, así condena
a estar en la penumbra, a quien la pierde
y surge de la angustia que le muerde,
la muerte en el exceso de su pena.
Se mata sin matar y como fuere,
la muerte avanza un paso en esa vida,
que siente desangrarse por la herida,
que sufre lentamente y que le hiere.
Escrito en Abril 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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