martes, 5 de noviembre de 2019

Amar es absurdo, cuando aún no ha amanecido.

Sus piernas eran columnas sólidas,
que se apretaban sin ruido.
Tan sólo un sonido, una queja que escapó
de mis labios.

Sus piernas se cerraron e impidieron
el paso a un paraíso prometido y después
negado.
Apesadumbrado, escribo su nombre
sobre un cristal empañado
y ella lo borra, agitando las manos.

Su mirada es fría y hace cortes profundos
en el alma. No veo ternura, tan sólo
cristales hirientes que dañan mi amor,
hasta desangrarlo.

Amar es absurdo, cuando aún
no ha amanecido y duermen
recostados y ajenos todos los instintos.
Sobre un monte pelado no crece la hierba,
tan sólo una roca inerte, con alma de fría luna.

Mis manos desaparecen en tu cuerpo,
porque en los sueños apareces tan real,
que sólo cuando te acaricio, desapareces
y despierto angustiado.
No hay amor tan grande
como el que se sueña,
ni decepción más grande, que el vacío
que se encuentra al despertar.

Escrito en Noviembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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