domingo, 3 de noviembre de 2019

Para saciarnos de vida, como un pan necesario.

Quiero apearme en la próxima parada.
Quiero detener este tren, que nos conduce
a una sinrazón, como último destino.
El mundo envejece y se agota,
entre las miserias humanas y la agonía
de su verde corazón.

Las lágrimas son ácidas y verticales,
desde un cielo de humos irrespirables
y las aguas huelen a inconsciencia
y a peces muertos, que flotan
en su superficie.

Quiero un mundo donde se pueda vivir en paz,
donde respirar sea saludable y el color
se extienda con sus pinceles sobre todas
las flores.
Quiero niños de verdad, jugando y riendo,
madres con un delantal lleno de ternuras
y padres laboriosos y firmes.

Busco a ciegas el respeto y la humildad
de las gentes sencillas, sin boatos,
sin alardes, tratando de crear personajes
de ficción.
Quiero que me devuelvan mi niñez,
para que la pueda repartir
como un pan necesario.
Porque tenemos hambre de lo auténtico
y queremos saciarnos de vida y de luz,
antes de que la noche llegue y el viento
apague la última vela que encendimos
en nuestras esperanzas.

Escrito en Noviembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".




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