lunes, 25 de noviembre de 2019

Rojo de pasión, Rosa de ternura.

Es el rojo quien presume en la ocasión
en que surge una pasión y la sonroja,
yo no sé si el color que allí se escoja
es el mismo que brotó  del corazón.

Si es acaso en la pasión lo que presume,
se ha dejado la ternura en el olvido
y declaro a esta virtud, caso perdido,
si tan pronto al inflamarse, se resume.

Es el rojo, en las álgidas hogueras,
vivaz llama, que al naranja y amarillo,
da ese tono de rabioso y alto brillo,
que arde presto entre ilusiones y quimeras.

Porque el rojo es un rubor que manifiesta,
que ha ascendido hacia la llama, por la lumbre
que termina en la ceniza por costumbre,
y si deja de danzar, cesa la fiesta.

Antes tono sonrosado, que perdura
con tibieza en la mejilla y su rubor,
pues enciende sin quemar, un gran amor
y mantiene su color en la ternura.

Escrito en Noviembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




No hay comentarios:

Publicar un comentario