mi vida es una pena que redimo.
Algunas alegrías van flotando
y llegan, cuando sigo dormitando.
Sumido en mi tristeza, me razona
la voluntad de ser el fiel testigo
de algo que ni sé, ni va conmigo,
pero que me detiene y me sazona,
como si fuera al fin, un condimento,
que nunca averigüó su procedencia
y aun cuando llega el fin de su existencia,
cae sobre la cocina y toma asiento.
A fuego lento se va cocinando
la vida en su máxima expresión
en una buena olla que a presión,
se llega a reducir y va mermando.
El caldo de cultivo, en la razón
se impregna en los aromas y sabores,
que dejan sobre el fondo, los amores
que tienen una clara decisión.
Y así, como se ama, se cocina,
pues el amor es parco en ingredientes,
y deja su sabor entre tus dientes,
cuando se cuida el guiso y no se arruina.
Escrito en Septiembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario