por la profundidad
de ver la realidad,
que cada vida encierra.
Mi sangre lleva el agua,
que fluye en mi caudal,
la vida es un erial,
que en la sangre se fragua.
Mi aliento es como el aire,
el soplo o el suspiro,
que en el amor, admiro
al márgen de un desaire.
Mi espíritu es de fuego,
tiene la proyección
de una buena intención,
porque todo está en juego.
Sin duda es el sustento
de toda creación,
poner el corazón
sobre cada elemento.
Los puntos cardinales,
que marcan la existencia,
conocen esta ciencia
de rutas abismales.
Soy tierra, agua, fuego
y el aire que respiro.
La vida es un suspiro
que va a extinguirse luego.
Y así, según parece,
tan sólo el alma brilla
y en esta pesadilla,
todo el resto, perece.
Espíritu inmortal,
que al fuego lo domina
y el alma predomina,
allá entre el bien y el mal.
Escrito en Septiembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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