tan sólo está escondido, esperando un reencuentro,
para ser nuevamente descubierto.
Oculto a las insidiosas miradas, tímidamente
aparece, y es entonces, en esa virtud enmascarada
con tintes de vergüenza,
cuando retorna a las mentes, que aún
tienen la facultad de ver, más allá de la común
e irracional costumbre de vestirse con un
disfraz protector, que al uso, se suele llevar
sobre un rostro triste y temeroso.
Entonces, el valor consigue lo que parecía
imposible y crece, como una ola
de reconocimiento, entre las gentes
en la que se ha depositado toda tu confianza.
Todo está aquí, bajo un velo que se puede
desgarrar, para observar de cerca
la esperanza, no como una fractura
de la realidad, sino como ese camino que
debemos transitar durante todo un proceso,
ya que las tormentas que sufrimos en la vida,
son pruebas inequívocas, para hallar el valor
en nuestras decisiones más arriesgadas.
Escrito en Septiembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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