viernes, 12 de septiembre de 2025

El cielo derrama lágrimas sobre el fuego.

Sobre el timbal de la tierra, las gotas de lluvia 
marcan un ritmo incesante.
Un látigo de luz, cruza los cielos y después…
¡Un gran estruendo!
Huyen los despavoridos animales, 
para refugiarse en las cavidades de la tierra
y el ritmo se acrecienta, marcando un bolero 
y más tarde una marcha con aires marciales.


El agua anega los sótanos de las viviendas 
y hay un temor enorme, ante la posibilidad 
de quedarnos incomunicados.
Blandamente, el cielo compensa el hálito 
del fuego y el abrasador aliento, de un viento,
que esparce sus llamas entre sus rescoldos 
y sus cenizas.


El miedo queda grabado en las temerarias mentes que provocaron un incendio,
sin conocer la dimensión 
de sus consecuencias.

Escrito en Septiembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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