de alabastro hasta alcanzar tu cadera.
Ánfora que guarda entre la espesura
de su delta, un secreto río de aguas sedosas
y miel dulcísima.
Desde la meseta de tu vientre,
terrenalmente materno, se divisan
dos cumbres, coronadas con cimas de rubíes,
que arañan el cielo, donde moran
todos mis sueños y existen,
bajo el techado oscuro de tus cejas,
dos astros de luz y ternura,
que proyectan amor desde una prolongada
mirada, antes arroyo que surcaba
las veredas de la emoción, desbordado
en una purísima lágrima.
Perla acaso, que atesoro desde el cálido
cristal de tus ojos, llegando a mi alma,
como ese rocío que quedó sobre la flor
de tus mejillas.
Escrito en Abril 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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