domingo, 11 de abril de 2021

Volver a nuestros orígenes.

¿Quién puede detener las sombras,
cuando el sol las proyecta y se mueve
alrededor del mundo?.
¿Quién puede contar lo que el viento susurra
entre la espesura de los árboles del bosque?.

Pronto hemos olvidado, tanto el lenguaje,
como los motivos que la naturaleza tiene 
para manifestarse.
Tratamos de alterar y cambiar, lo que debe
de tener un orden y equilibrio natural,
para luego encontrar un vacío, que llenaremos 
con nuestras lágrimas, pero ya...
será demasiado tarde.

Busquemos la primavera en nuestras mentes
y la calmada brisa en nuestros corazones.
Caminemos desnudos entre la hierba,
sintiendo la caricia del sol y el beso tibio 
del rocío sobre nuestros cuerpos.


Amemos de nuevo, la tierra de la cual 
nacemos, para que nos acoja 
en su cálido vientre, cuando la muerte
nos sorprenda con su hechizo 
y nos haga dormir en una eternidad sin horas,
para renacer de nuevo, libres como nunca
hubiéramos soñado conseguir.
Sin ataduras al deseo o a la ambición 
y con la inocencia y ternura que guardan
los ojos de un niño en su mirada.

Escrito en Abril 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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