y poco se puede hacer,
pues acabas de nacer,
breve llama en un gran fuego.
La vida tiene un gran riesgo,
mucho antes del nacimiento,
si ocurre el fallecimiento,
cortando la vida al sesgo.
Y es allí, donde germina
la nueva vida en su umbral,
cuando la sombra del mal,
si es caprichosa, fulmina.
Nadie entiende la lectura,
que escrita está en el destino,
a lo largo del camino
se abrirá una sepultura.
Aunque se siente arriesgada,
el deseo de vivir,
ante el temor de morir,
es la lucha encarnizada.
Somos voces incipientes
o gritos que se desgarran,
voluntades que se embarran,
ante el miedo de las gentes.
Somos impulso vital,
que tentamos a la suerte,
al ignorar, que la muerte
nos aguarda en un portal.
Pero la existencia es eso,
caminar con decisión,
sin que importe la razón,
sin pensar en un regreso.
Mantenerte en la ilusión,
buscar amigos y amor,
escuchar, como un tambor
el ritmo en tu corazón.
Vivir meses y semanas,
años de prosperidad,
buscar siempre la verdad
y contar muchas mañanas.
Saber que nada es más cierto,
que tiene un tiempo el vivir,
que tu voz se pueda oír
con tu credo y tus verdades,
en grandes profundidades
o en un árido desierto.
Que todo lo que se escribe,
son experiencias de vida,
poesía resumida
de quien la ama y recibe.
Poetas, que por su anhelo,
permanecen en lo eterno,
descendieron al Infierno,
pero alcanzaron el Cielo.
Escrito en Noviembre 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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