Todo fluye como un río infinito, que no acaba
en ninguna desembocadura.
La angustia es la nota aguda, tañida
por una guitarra desafinada
y hay una pulsación tecleando cada uno
de nuestros pensamientos.
Mordaz la espera que no alcanza el éxito
en el reencuentro.
Las aves marinas picotean las conciencias
dormidas y se siente un frío hálito
sobre la nuca, en cada madrugada imprevista.
Hoy el cielo se tiñe de tonos cárdenos
y la razón es vagabunda, entre las mundanas
divagaciones.
Los peces y los corales, rodean tu cintura
quebrada por el deseo y una vez más
se van abriendo las conchas de los moluscos
raquíticos, que tomaron un exceso de sal
de un mar de lágrimas, con incontables gotas,
Se detiene el pie un instante, para no pisar
las conciencias invertebradas,
dada la fragilidad de sus voluntades,
sobre la áspera arena que circunda
las solitarias playas del olvido,
porque las algas se enredan
entre nuestros pies, como cualquier pregunta
inadecuada.
Escrito en Noviembre 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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