de emociones.
Sueños alados, que ascienden con el plumaje
del ave que intenta alcanzar
el cielo de un anhelo presentido, no ignorado.
Después, el otoño con hojas desprendidas
de un cuerpo raído sobre la tierra inerme.
Mechones de cabellos
o algas de antiguas presencias,
olvido tal vez o nostalgia.
Los tiempos pretéritos trazaron el camino
hacia las cumbres de la senectud.
Níveas sienes o laderas, donde residen
los recuerdos imborrables.
Un suspiro apenas, como un hilo de seda
que se prolonga, bajo el abrigo de una manta
sobre las trémulas piernas extendidas,
al calor de la viva llama de una vida,
repleta de añoranzas.
Hace frío fuera y también dentro del alma.
Tan sólo, esa cálida voz que va narrando
todas las vivencias pasadas,
en un último intento de perpetuar
esa juventud que algunos años tuvimos.
Escrito en Diciembre 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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