martes, 26 de diciembre de 2023

La calma tras la iracunda tormenta.

Sí el cielo se ha enojado en la tormenta,
el mar que es solidario, le respalda
y se echa su rencor sobre la espalda,
sabiendo que en su furia se sustenta.


Por ello, se desatan los temores,
que acaban en un trágico naufragio,
no advierte entre las nubes su presagio 
y el viento lo traduce en sus temblores.


El viento es el ánima que agita,
sentimientos que comparten entre ellos,
cielo y mar, cada cual lleva sus sellos 
y en el alma con dolor los resucita.


Si la sombra de la duda, todavía,
se confunde por el caos manifestado,
es seguro jamás has escuchado,
lo que narra toda su mitología.


Las tormentas iracundas son del cielo,
pero el mar al ser su amante y por celoso,
ha sentido su dolor y está furioso,
porque sufre y es producto de su anhelo.


Sólo sueña con un cielo despejado,
pues en calma, nuestro mar en lejanía 
persiguiendo el horizonte cada día,
besa al cielo con un beso enamorado.


Escrito en Diciembre 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.









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