No existe una cuerda, capaz de sujetar
la luz derramada.
Hebras de cristal ambarino,
presencia toda, que al cerrar los ojos,
la boca rompe, el hechizo del silencio
y reverbera el eco.
Es la voz, la forma que se hace presente,
el material, que rescatado desde
los más íntimos sueños,
acude hasta nosotros, para construir
castillos, con la espuma que guardamos
de todas nuestras ilusiones.
Escrito en Diciembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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