Pronto se olvida el momento,
que surgió de un nacimiento
y se llamó Navidad.
Espacio de reflexión,
eso debiera de ser,
pudiendo así comprender,
impulsos del corazón.
Recordando con cariño,
la vida de un gran maestro,
gran hermano, sabio y nuestro,
con la inocencia de un niño.
Con el poder y virtud
de la palabra de amor,
transmutada en el dolor
y base en nuestra inquietud.
Luchando a mano desnuda,
con la lengua bien provista,
hacia el extremo y arista,
sobrepasando la duda.
Olvidando el consumismo
sus campañas y sus gestas,
para celebrar las fiestas,
hallarnos nosotros mismos.
Rescatar nuestras verdades
y celebrar lo importante,
como lo hacíamos antes...
¡Eran otras Navidades!.
Escrito en Diciembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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