sobre el azul tenue del frío,
suave, atemperado en el brío,
con sus escamas sobre el suelo.
Agonizante, la luz merma,
después del aro circundante
y muere el cielo, claudicante,
ante una tierra muda y yerma.
El rojo es sangre y pesadumbre,
en una vida desgranada,
madura en la última hornada,
entre el rescoldo de la lumbre.
La luz proyecta en el camino,
dorados hilos o cabellos,
dejando un único destello,
en los rediles del destino.
Pesa el rojo con su insistencia
de febril y cálida constancia,
con ansiedad en abundancia
que devora su incontinencia.
Escrito en Diciembre 2026 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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