por penitencia, un beso negado
en la noche y un suspiro
ahogado en mi garganta.
Voy a robarte el alma, en cada beso sucedido,
voy a bañarme en tu sudor, cuando el deseo te desborde
y no quede agua suficiente,
para calmar tu sed.
Quiero que seas mi dueña,
que me marques a fuego
con tus candentes labios.
Quiero para mí, la agonía de desearte,
para recobrar el aliento
y amarte nuevamente.
Hacer de cada noche, un amanecer
que arde en el fuego de tus pupilas
y romperme en mil pedazos,
sobre la extensión de tu cuerpo.
Quiero pecar tanto, que ni el mismo diablo pueda resistirlo.
Hallarte en mi, cuando me pierda en ti
y reunir en nuestras manos,
los momentos que no pronunciamos
e intensamente vivimos.
Escrito en Diciembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario