una larga espera,
una herida mortal y fiera
y una luz, que en sus destellos agoniza.
Un trazo blanco de paz, en tiza,
una línea divisoria, que desune,
una boca dictadora, amarga, impune,
una etapa en barricadas y balizas.
Algún soplo de frescor, en la conciencia,
una lágrima, un silencio, una oración,
el suspiro de un herido corazón
y un recuerdo en la niñez, en la inocencia.
Un: Te quiero y mi boca con la tuya,
un amor, por encima de las dudas,
unos cuerpos sin temor, que se desnudan
y un clamor, que lanza al cielo un: Aleluya.
Escrito en Diciembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario