del corazón.
Hay frutas podridas, envueltas
en celofán rojo.
La risa pretende comerse a la angustia,
sin saber lo fácil que resulta,
pasar después al llanto.
Un hombre solo y su sombra,
un gesto estático y el frío
en su mirada.
Las avispas merodean, picoteando
sus pensamientos
y todos hemos regresado, para encender
hogueras en los caminos.
Escrito en Diciembre 2016 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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