miércoles, 10 de abril de 2019

Áspid de dulce veneno 

Tus labios eran una copa
 donde bebía el placer del amor
en un profundo y lento trago,
 que me ofreciste con un beso.

Fresa salvaje o cereza con una gota de miel,
dulce veneno que me inoculaste,
cuando mi mirada se detuvo en tus ojos
y como áspid letal,
me enredabas con tu cuerpo
hasta la asfixia de mi alma, presa ya
y cautiva de tu abrazo,
 yendo hacia el desmayo, para entrar
en una región olvidada,
sin brújula ni un porqué.

Entre tinieblas te busqué
y encontré sobre mi cama,
la densa huella de tu cuerpo, el aroma
de tu perfume y una nota escrita con un adiós
sin signos de puntuación,
ni una triste lágrima desprendida de tu mejillas,
humedeciendo el papel.

Escrito en Abril 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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