de la razón, por la toxicidad de religiones
admitidas como válidas, para disociar
a las mentes de un común entendimiento.
Se conforma el humo que tose
en nuestras gargantas, por las palabras
sin forma, ni cuerpo sólido, en la tangente
que nubla los ventanales abiertos
a una posible comprensión, ante
el último asesinato de la lucidez.
Todos caminan hacia el abismo y lo hacen
para no ofender a la mente colectiva,
agusanada en todos sus conceptos,
por una argucia que altera los medios
de comunicación, esparciéndonos
la toxina, que desde el poder maneja
y controla los hilos de nuestras vidas,
con tal maestría, que nos hacen creer...
¡Qué aún somos libres!.
Escrito en Abril 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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