miércoles, 3 de abril de 2019

Un encuentro tan fortuito, como deseado 

Se cierran las puertas y en pequeñas botellas
llevamos un poco de ánimo, para beber
a minúsculos sorbos.

Las avenidas son largas arterias
 de despedidas y los encuentros se producen
en los cruces entre dos calles, a la vista
de un rayo de sol inadvertido.

Hay bocas que beben besos y las alacenas
del alma, se llenan de un extraño
licor de júbilo tan intenso, como espiritoso.

Un insecto tornasola sobre sus alas,
ese instante de luz que capta nuestra atención
y tus caderas cambian el ritmo de mi paso
por la ciudad.

Amar supone dedicar un tiempo
a salir del caparazón, para caer herido
por una mirada y asistir en ese pálpito
que se produce con el roce de tus manos
sobre mi piel o la dulce voz emitida por ti,
cuando mis pupilas crecen al compás
del árbol de la dicha, que va brotando
en mi interior.

Escrito en Abril 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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