al calor inclemente de unas bocas solares,
ávidas de romper las entrañas
de cada misterio, antes de mostrarse
a su debido tiempo.
Los alfileres cayeron sobre la tierra
y los cantos de sirena enmudecieron
ante la mirada aviesa del pulpo
que deshojaba anémonas creyendo
que eran margaritas.
Sexo cóncavo sobre el crisol
de un sueño atrapado en la concha
de un caracol furtivo,
caminante del silencio obsoleto y resumido
a un suspiro helado, que se introduce
en una pompa de jabón, que al fin...¡Estalla!
como estalla el gozo o el odio,
con la pólvora iracunda,
tan negra e incendiaria, como las intenciones
que callamos antes de una nueva detonación.
Escrito en Mayo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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