sobre cada etapa que vivimos,
las fases por las que pasamos
en continua metamorfosis.
Cada nuevo hallazgo nos descubre
una versión de nosotros mismos,
que vamos destapando desde nuestro interior,
hasta llegar a ver la luz, para mostrarnos
nuevos caminos entre álgidos destellos
y penumbras ceñidas en nuestro entorno.
Acaso el amor aún no haya nacido,
por no encontrar un lecho, donde reposar
esa excitación que el deseo dejó
sobre sus alados hombros.
Vemos cómo se extiende cada vivencia
sobre nosotros y van quedando atrás,
como humo que se disuelve
y extingue en el aire,
cuando avanza nuestro tren
y se cuentan los años como traviesas
que sujetan las vías por donde transcurren
nuestras vidas.
Nos perdemos en la lejanía,
mientras el horizonte parece estar
más próximo, pero nunca llega a tocar
nuestro presente.
Escrito en Mayo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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