lunes, 27 de mayo de 2019

Imagen de amor, que como bruma se diluye.

Su cutis era nieve con reflejos de palo de rosa,
Ámbar en su mirada, con la dulzura exacta
de un rayo de sol vespertino
sobre las cepas de vid.

Hablaba pausadamente,
con una cadencia de lira, tañida por un ángel.
Sus torneados brazos
movían con gracia las manos,
modelando el aire y dibujando esferas
con una acertada caricia de seda.

Todo en ella era luz celestial en un propósito
de besar todo cuerpo inerte e inanimado.
Rebosante de vida desde sus labios
hasta su cintura, ceñida de vaivenes y olas,
cuya sensualidad me hizo zozobrar
y naufragar sobre su playa.

Me levanté torpemente, ascendiendo
desde sus plantas hasta el perfil de sus labios
y en sus ojos creí ver una estrella
o ese sueño que perdiera en una descuidada
noche de insomnio.
Su visión fué breve y etérea, como bruma
que desaparece detrás de una montaña.

Escrito en Mayo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".





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