a golpe de aldaba y de conciencia
a la vez.
Magistralmente me ocupo de llenar
todos los huecos inertes que producen
esas marejadas que varían en la precisión
del ánimo, así, sin brújula,
sorteando las corrientes en pugna
y los remolinos que se agolpan
en nuestras memorias.
La tuya se perdió en la despreocupación,
que fue creciendo y devorando tu interés
por recordar cuanto compartimos.
La mía sigue fluctuando entre dos luces,
que se van apagando en la medida
que el tiempo va arrastrando mis tristezas
hacia el fondo.
Entonces mi alma emite una luz
que se hace claridad en el ámbito celeste
de otros ojos. Esos que me contemplan
sin juicio previo, ni acritud...
Obsequiándome una mirada limpia y en paz,
acompañada de una amplia sonrisa.
Escrito en Mayo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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