domingo, 19 de abril de 2020

Aún no se ha librado la última batalla.

Se detiene el leve soplo de la brisa,
la gangrena es por el aire retenido,
no se escucha en los latidos, ni un sonido
y se muere lentamente, ya sin prisa.

Se mastican soledades, y el vacío
se hace fuerte en los rincones descuidados
y los cuerpos van cayendo, desahuciados,
navegando entre sus penas, como ríos.

Como ríos, que arrastrando van la piedra,
desde el fondo hasta su inquieta superficie,
sin un vado en la quietud, que se propicie
generoso con el musgo o con la hiedra.

Se disipa la ilusión, porque onerosos
los destinos se han volcado en desacuerdo,
los minutos que gocé, ahora los muerdo,
en las horas no se muestran tan airosos.

Como ríos en el limo sepultamos
el cristal de nuestras aguas transparentes
actuando sin sabernos inconscientes
y perdiendo todo por lo que luchamos.

No contamos ya los días con los dedos
y es muy duro contemplarnos, si vencidos
admitimos que el combate está perdido
por la sombra del temor y nuestros miedos.

Escrito en Abril 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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