lunes, 13 de abril de 2020

La esperanza renacida.

La tibia noche se pone
una diadema de estrellas
y es cuando luce más bella,
aunque la luz la abandone.

Se observa en su oscuridad
unos guiños muy traviesos,
que a los astros tiene presos
por su dorada beldad.

La noche se precipita
despertando del letargo,
deja atrás su trago amargo
y al amanecer invita.

Un rayo de luz la adora
en un mechón desprendido,
porque al fin ha amanecido
con el beso de la aurora.

La noche al día atraviesa,
se despierta y no se nombra,
tan sólo en la tenue sombra,
la luz solícita, besa.

La esperanza es deseada,
si presa de la negrura,
se resuelve su figura
en una nueva alborada.

Escrito en Abril 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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