jueves, 30 de abril de 2020

La noche erró en su exorcismo.

Busqué ser una gota de agua,
para deslizarme por tu cuerpo y ser parte
de la humedad de tu piel, en la tersura
de tus poros.

Aullé a la Luna, buscando el plano
de luz mortecina que me transformara
tras el exorcismo de las sombras.
La alquimia perfecta de dejar de ser,
para ser de nuevo en ti.
El silencio produjo una ablación en el deseo
y permanecí inmóvil, esperando una voz
para resucitar de mi sepulcro y hallar mi
nueva vida en ti.

Tu cuerpo se cubrió de líquen, musgo
y telarañas que atraparon
el polvo de la mezquindad y tu alma
fue devorada durante el adviento del milagro.
Se clausuraron los sonidos del viento,
el trino de las aves y la luz se ocultó
tras un velo rasgado de agoreras
nubes de tormenta.

Desperté del trance empapado de sudor
y soledad, apurando la noche de un trago,
mientras las primeras luces del amanecer,
herían mis ojos desvelados.

Escrito en Abril 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


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