domingo, 3 de mayo de 2020

El Niño de nuestras madres.

La vida es la amarga herida,
que al nacer se rompe en llanto,
dulcificado en el canto
por nuestra madre querida.

Ella busca la abundancia
con el amor y la entrega,
porque jamás se nos niega
sus cuidados en la infancia.

Y sufre por nuestros males,
poniendo todo su empeño,
aún siendo grande o pequeño,
lejos ya de los pañales.

La vida, haciéndola un guiño
y aunque crezcamos, sin duda,
en su amor nada se muda
y nos verá cómo un niño.

Porque al crecer en altura,
para ella es sólo un momento
y mantiene el sentimiento
de dar amor y ternura.

Escrito en Mayo 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario