viernes, 29 de mayo de 2020

Hacia los verdes valles.

Las flores merman sus recuerdos de otoño
y lucen sus galas, haciendo acopio
en semblantes de brillo y nácar
en las cariátides del viento.

En una sinuosa voluta, mueve el gérmen
o temprana semilla y acude a la llamada
de las ninfas, mientras el bosque
muestra su ramaje, uniendo sus manos leñosas
o vástagos, circuncidando al cielo
entre el algodón desprendido
de una nube sorprendida.

Acaso, entre la espesura, se escucha
algún rumor, como escondiendo
su tímida voz, aunque se declara
una mágica presencia de rayos de sol,
salpicando sus limaduras doradas
sobre las gotas de agua del arroyo.

Un zumbido de insectos, rompe la monotonía
de un verde que besa la piedra
y colma la tierra de fresca esperanza,
con gotas de rocío en mañanas
de terciopelo.

La naturaleza es una explosión
de belleza incontenible sobre los colmillos
de la quebrada, para descender
hacia el vientre fecundo de los valles.

Escrito en Mayo 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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