Busco un rubor entre la languidez
de las horas.
Una melena para ahuyentar los malos sueños
y las tardes de siesta improductiva.
La penumbra de unos ojos,
hechos de claridades y una voz de caramelo
para calmar la sed de mis días.
Un rumor de besos y el licor que se destila
desde una boca amante y su sexo,
tierno y jugoso como una flor en ciernes.
Escrito en Mayo 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz” .
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