sobre los corazones en penuria,
fermentas como pan enmohecido,
con el gris en los adentros y en la frente...
la dorada diadema de la esperanza,
coronando las cejas ( acueducto de un mar,
cautivo en las pupilas ).
Mar que se agita y deja la sal,
en la lágrima solidificada, sobre los fatigados
párpados.
La nieve azulea la pureza de su blancura,
en la tristeza de un frío, que anhela
el beso cálido, para derretirse
como un cuerpo solo, ante la caricia
que erice su blanca piel y en su contacto...
pueda resurgir la vida, en verdes brotes
o álgidos rayos de luminosa presencia.
Crisol acaso, del ave nacida del fuego,
que a la tierra regresa en su mineral forma,
para convertirse en útero fecundo.
Ya no, azul frío, sino cielo que alberga
la esfera naranja, radiante y bella.
Espejo que refleja todo nacimiento
a la belleza y a la vida.
Escrito en Diciembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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