sábado, 26 de diciembre de 2020

La pesadumbre de los días en las horas muertas.

El cielo está techado por opacas nubes 
y en el suelo hay un brillo acharolado
por el agua. El ojo muestra una pupila 
gris por la tristeza y una pesadumbre,
que anuncia la tormenta que sentimos 
tan próxima, como inusitada en nuestra
sorpresa.


Algo de acíbar en la boca, rezuma su amargura 
en los paladares y hasta la dulzura de la miel
se agria, cuando el frío penetra 
bajo los edredones desplumados 
de una zona de confort deshabitada.


Uno se sobrecoge, mientras sus pensamientos 
pierden la consistencia de sus realidades 
y asoman los suspiros desde las contracciones 
del alma, cuando ya se ha perdido 
un horizonte de luz derramándose 
sobre los cabellos, que graciosamente caen
en una fuga inusual sobre los pesados hombros.


La acción de los días, 
derrite sus consecuencias de plomo,
sobre las conciencias que merman 
en una vacuidad de ilusiones, que se fueron 
deshaciendo lentamente, sobre el engranaje 
de las horas perdidas.

Escrito en Diciembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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