jueves, 17 de noviembre de 2016

Ensuciamos la luz que nos alumbra

¿Cuántas veces he de entregarte mi cuerpo?
Advertirás así, que el crepúsculo muere en tus ojos
y la noche, está hecha de caricias,
calladamente discretas.

Que la Luna es la muerte del Sol, por amor
y que el ébano es la ausencia del nácar del día.

Hay estrellas de lágrimas secas
y desiertos de piel añeja.
Alguien durmió en mi cama y dejó su aroma,
que no su presencia.
Bebemos los momentos, sin limpiar la luz,
que alumbra nuestro camino.

Escrito en Noviembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".


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