sábado, 24 de agosto de 2019

Amar...Divinamente.

Hazme un guiño travieso, implícate un poco
en el juego de la seducción y deja que admire
ese punto de picardía que pones,
en cada inocente provocación.

Haz que tu cercanía sea esa necesidad
de contacto, piel con piel
 y al apretar tus labios, esté deseando probar
ese beso furtivo que escapa fugaz de tu boca,
para posarse en mis labios.

Sedúceme con tu felina mirada,
cuando arqueas tu cuerpo para proyectar
tus amorosas flechas y hacer blanco
en mi corazón.

Es más intenso el momento de la espera,
que la consumación del amor
 en un acto de ternura y desenfreno pasional.
Quiero subir a la cúspide, donde se alza
tu pedestal de diosa, para recobrarte
entre los mortales y poder sentir
el paraíso que guardas
en el templo de tu cuerpo, cuando te derramas
en la miel de tus besos
 y la seda de tus caricias.
Regresarte para ascender de nuevo
a la plenitud de tu existencia de deidad,
esta vez...Contigo.

Escrito en Agosto 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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