Mantén mis anhelos entre tus muslos
y vuelve tus ojos entornados hacia el cielo,
en el pórtico que se abre desde lo cotidiano
a lo asombroso.
Todas las quimeras arden
bajo un mismo fuego, que se inicia
en tu delantal, cuando recogemos
las escasas migajas de nuestra existencia,
que quedaron durmiendo en el olvido.
Ya nadie pasea por la alameda, por temor
a ser observados por quienes, en su mudez
y escasos rictus, declaman en silencio
un estruendo a punto de iniciarse,
bajo un cielo que se cascarilla al elevarse,
para pasar inadvertido, surgiendo entonces
un monstruo que destroza nuestro equilibrio
y navegamos en un mar de dudas,
mientras nuestra embarcación se hunde
profundamente, pues la brújula
de nuestras consciencias, no señaló
el rumbo adecuado y así evitar
un naufragio irremediable.
Escrito en Agosto 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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