silba a través de los árboles.
Quejoso, sin pies y sin alas,
sin embargo,
viaja y ocupa todas las estancias,
robando al vacío su caja de espejismos.
Su inquietud es latente y también manifiesta,
al enredar con mano invisible en las espigas
que bailan al son de una canción
inaudible apenas, a veces aullido
que proviene de las lejanas sierras.
El aire es una proposición
de propósitos invisibles, que se hacen sentir,
( beso cálido en la piel o suave murmullo
al oído ).
Levedad que se inclina hacia los páramos,
desde los más elevados vértices,
agitando la veletas y rizando volutas de polvo,
serpenteando guarismos e interrogantes,
hasta que llegue su cese
y esa pronunciación de vida, que la lluvia
nos brinda en sucesivas gotas de agua,
Escrito en Agosto 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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