uvas de moscatel que se abren sobre el borde
del labio, dulce entrega de lenguas entrelazadas.
Para saciar la sed de ti, caudal de saliva
en la avidez del encuentro, boca a boca
y ese deslizar mis manos en tus caderas,
acariciando tus glúteos firmes, perfectos,
donde mi rostro se estrella.
Arrecife tú, y yo barco que llega a puerto,
ave que encuentra el nido, oculto nido,
donde sepultar el deseo, entre tus caderas.
Abro la puerta de tu sensualidad y libo
tu esencia. Mi boca muere en tus labios,
habita en tu cuerpo reciente, que se muestra
en la vertiginosa curva y la tersura
de tu piel sedosa.
Cálido ardor, que me consume y renace
en ti. Me sabe bien tu cuerpo y recojo,
cada jadeo y suspiro, cada uno de tus fluidos
y aromas que desde lo más secreto emanas.
Besos que desde mi boca, como semillas dejo
sobre tu cuerpo, abierto al placer de sentirte
alimento necesario, pan reciente
que mi cuerpo ansía. Besos que resbalan
hacia el delta de tu pubis, perdiéndose
en tus caderas, asido a ti, anclado a ti.
desmesurado, loco de amor febril,
en una entrega total, hasta desgarrar,
romper el labio, como un horizonte
sobre tu mar encrespado, en esa tensa calma,
que queda después de un orgasmo.
Escrito en Mayo 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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