son bocas abiertas, que devoran
a quienes entran, e impiden que salgan,
por ese temor a los espacios abiertos.
Desprotegido y sin paredes que protejan
tu presencia, eres presa fácil
para los depredadores que gravitan
ente hierros y hormigón.
Un metal furioso se abre buscando
el pulso irregular, para acallar una vida,
sin apenas ruido, sin apenas un quejido
que pueda guardarse en el aire…
durante un instante.
Cae la tétrica noche sobre los párpados,
esa noche amarga con sabor a sangre
y en el ultimo aliento queda el vapor
de un corazón, aún caliente…
y se va durmiendo entre las zarzas enmarañadas de lo eterno.
Sin un adiós, ni una respuesta que explique
porqué la vida ha sido tan breve y tan ingrata.
Y porqué el metal, no ignora el hierro
contenido en cada gota de sangre derramada.
Todo acaba en un instante, y el frío termina
en la lividez del rostro.
Los ojos son esferas de vidrio,
que se oscurecen durante un eclipse.
He muerto si, pero tú has muerto
antes que yo y lo ignoras.
Mi muerte te arrastra y la llevarás contigo,
hasta que cierres tus ojos por última vez.
Escrito en Mayo 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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