nos hablan con gravedad,
de esa singularidad
que en el temor se sustenta.
Lleno de temores, lleno
el corazón sorprendido,
ante el estruendo y el ruido
que cruza en la noche el trueno.
La noche resplandece bella
con una luz cegadora,
espiga demoledora
en rauda y hábil centella.
Voces, que como tenazas
oprimen al firmamento
y suenan como un lamento
o gritan sus amenazas.
El viento escucha el sonido
y se quiere refugiar,
se le escucha en su ulular,
mas, permanece escondido.
La tormenta crece, sube
en su tono magistral
y con gesto celestial,
mueve en los cielos, la nube.
La aprieta, rasga y demora
su paso y rompe el peldaño,
desde el cual siente su daño
y se precipita y llora.
La lluvia es el desconsuelo,
que en la noche siente fría
su alma y más todavía…
es la tristeza del cielo.
Voces en furias eternas,
martillos de luz, golpean,
el cielo y así se crean
tempestades y galernas.
Escrito en Mayo 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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