miércoles, 23 de agosto de 2017

Exageramos conquistas y callamos temores

El hijo del trueno teme a la luz,
pero no al sonido.
Sus ojos de verde vidrio y apagado azul
en mar de tormentas, no admite
más luz que la estrella que le guía 
en la oscuridad de sus sueños.

Rauda la luz , cruza la frente pura 
del firmamento y rasga el ojo impuro
del infierno que se vé
en el sufrimiento humano.

La voz, el trueno habla con fuerza 
de la agónica luz y el temor
a un nuevo destello, acostumbrados
a vivir en la penumbra 
de nuestros temores, escondidos 
tras nuestros pensamientos 
más ocultos y celosamente callados.

Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


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