la triste tierra huye
y en su seno se intuye,
su angustia y su penar.
Ya casi, sin mirar
se sabe y se conoce,
por el ingenuo roce,
que nunca pudo amar.
El mar no es buen esposo,
pues es bravo e inquieto
y no muestra respeto,
altivo y orgulloso.
Hoy besará a la tierra
con su dulce lamida,
después su sacudida
la azota y la destierra.
La tierra que es silente,
calla su triste queja,
mientras el mar se aleja,
se calla y lo consiente.
En una marejada,
desciende en la tardía
ruta que, en lejanía
su playa fue mermada.
Y por abandonada,
la tierra es la nostalgia
del mar, y su neuralgia
jamás fue confesada.
El mar se unió a la tierra,
mas, son falsos amores
y por esos temores
siempre estarán en guerra.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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