cabellos en esféricas volutas de fuego.
Ígneo corazón que, en el centro se sitúa.
Insinuación toda de ardiente deseo que,
abrasa toda intención ajena a su propósito.
Bajo su timidez en la etíope calma nocturna,
se esconde un dragón de estivales premuras
que, con su boca silencia el gélido aliento
invernal.
Ocioso, presta su iracunda furia al agua.
El vapor es esa humilde huida, para buscar
de nuevo la frescura, que el rocío derrama
sobre la tierra.
Tal vez, el campo estéril necesite la lágrima
pura en el llanto de las nubes,
ante su inclemente soberbia solar.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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