en el carbón puro de tus ojos.
Es la mineral tristeza de aguas quietas que,
en una mortecina tarde de otoño, consume
sus últimas ascuas.
Acuden las preguntas, como aves precursoras
de un estío lejano y en el brillo nacarado
de una lágrima, parece ser que encierras
el misterio de las respuestas que te niegas
a compartir.
Una pérdida lejana, se puede divisar,
ante la ausencia del brillo en tu mirada,
cuando se han extraviado
todas las convergencias posibles.
Vuelvo de nuevo al origen de mi estado primitivo, gaseoso acaso, en el vapor
de un suspiro que se esconde en la bruma
de mis pensamientos.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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