el tiempo va deformando,
lentamente caminando
va envejeciendo a diario.
Recubierto por la piel,
que se marchita, arrugada,
su tersura es recordada
en besos de nata y miel.
En aquella juventud
que locamente vivimos,
todo lo que compartimos,
por esa, nuestra inquietud.
En el cuerpo que me habita,
por mi pensamiento veo,
todo lo que anduve y creo
que se mueve y que gravita.
Puesto que se necesita
en la alegría y las penas,
llevar muy dentro, en las venas,
la sangre que regurgita.
Tiñendo en el labio infante
el rojo rubí o diamante,
que brota en ti, primoroso,
por el sentimiento hermoso
de tu beso en un instante.
Mas, mi cuerpo es ahora
la sombra de ese recuerdo,
que por mi nostalgia pierdo
y sé que se deteriora.
Me habita un cuerpo ligero,
que, con la edad y su exceso,
va cambiando por su peso
y no es eso lo que quiero.
Pero este es el sedimento
de los años que he vivido
y el tiempo que ha transcurrido
resumido en un momento.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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