en el tiempo retomamos
lo que apenas olvidamos,
con una cierta añoranza.
Recuerdos de la niñez
y su bendita inocencia.
los besos de adolescencia
y el paso a la madurez.
Caldo caliente en el termo,
para un invierno muy frío
y un sudor como el rocío,
cuando me he sentido enfermo.
Con mi primera afonía,
aunque no pude cantar,
la armónica hice sonar
y toqué una melodía.
En Atxuri, cada día
iba aprendiendo un oficio
y obtuvo su beneficio
la escuela de maestría.
Los recuerdos nunca pesan,
si interviniendo el cariño,
recobramos a ese niño,
en los labios que nos besan.
La ternura es la virtud
que no debemos perder,
es como un amanecer
que brilla en la juventud.
En el fondo, en la razón,
los recuerdos dejan huella
y aunque la vida es muy bella,
te arañan el corazón.
Se vive el presente ahora,
pero algún recuerdo vuelve
y en el tiempo se disuelve,
aunque sin duda, se añora.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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